Nadie quiere perder

Hay tanto en juego en esta final, que América y Cruz Azul ofrecieron muy poco en el primer partido porque se cuidaron todo lo que pudieron al entender que no podían exponer el resultado a falta de otros 90 minutos.

Fue una final cerradísima, más de lo que pudimos imaginar. Lo comentamos aquí, Cruz Azul no va a cambiar para nada su estilo porque le ha venido funcionando y está esperando hacer un gol para ser campeón. Lo mejor que tiene es su defensa y lo vimos contra Monterrey, puso un candado y le apostó todo al 1-0.

Ahora, su apuesta sigue siendo la misma. Pero al tratarse del América, un equipo contundente, se pensó en una final un poco más abierta, cosa que no sucedió porque a Caixinha no le gusta salir a jugar al tú por tú. Cruz Azul tiene sus bases futbolísticas que son muy sólidas, sobre todo en sector defensivo y al igual que hizo con Rayados, ahora le está cerrando los caminos al América. La diferencia aquí es que ya no cuenta el gol de visitante ni la posición en la tabla. Si el 0-0 persiste habrá penales y no creo que quieran llegar a esa instancia. Es mejor resolverlo antes.

La atajada de Marchesín en el primer tiempo fue lo más futbolero que vimos; después América tuvo una llegada peligrosa y qué decir del balón al travesaño de Méndez. Emociones a cuentagotas para una final que se guardó todo para la vuelta.

Hay tres jugadas polémicas que se le achacan al árbitro. Primero el penal sobre Bruno Valdez, cuando Lichnovsky va viendo cómo cae la pelota, no hay intención; aunque ahí el VAR le debió decir a Fernando Guerrero que checara la acción. Después, la agresión de Bruno, imposible que la vea el silbante porque la jugada estaba en el centro del área, era más para el asistente; y la supuesta expulsión a Caraglio fue tan rápida que el VAR también debió alertar al árbitro.

En un balance final del partido, creo que Cruz Azul salió ganando porque el América sufrió dos lesiones y en la vuelta será “local”.

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