Alberto Lati
29, abril 2017 - 11:51
A partir de ahora, el tiempo irá más de prisa en Rusia; superada este viernes la barrera de los 50 días para iniciar la Copa Confederaciones, no resulta exagerado decir que el eslalon hacia la Copa del Mundo 2018 ha comenzado.
A diferencia de lo acontecido con el Mundial de Clubes, al que la FIFA no le termina de hallar sitio ni cuadratura, la Confederaciones ha hallado un rol medular, casi terapéutico, desde que sirve como preludio mundialista para el país sede; por un lado, para someter a desafío a algunos de sus estadios, planes logísticos, operativos de seguridad, movilidad, alojamiento; por otro, para comenzar a calentar a la afición local con una pequeña probada del Mundial.
Por ejemplo, en la Confederaciones de Alemania 2005 se definieron de manera por demás casual, muchos rituales de apoyo a la selección alemana; algo similar en Sudáfrica 2009, con los cantos de Shosholoza y las vuvuzelas que luego serían imprescindibles en 2010; o en Brasil 2009, aunque de otra manera, en una Confederaciones por siempre recordada por las protestas y la ruptura social.
Cuatro sedes serán utilizadas en Rusia dentro de una cincuentena: Sochi en el mar Negro, Kazán en la región tártara, San Petersburgo en el Báltico y la capital Moscú. La primera, con los antecedentes de los Olímpicos invernales, mas con un fuerte gasto en la adaptación de su estadio para convertirse en campo de futbol. La segunda ya muy experimentada en partidos del Rubin Kazán. La tercera, que promete ser la joya del evento en un islote dentro de la bellísima San Petersburgo y toda vez superados sus problemas estructurales que hacían temblar la cancha. La cuarta, la trepidante Moscú, con su sede secundaria del Mundial, el estadio del Spartak, ya que será en Luzhniki, todavía en construcción, donde abra y cierre Rusia 2018.
Preocupaciones iniciales: en tan inmensa geografía, necesitan instaurarse vuelos que conecten a las sedes del torneo. En el caso de la Confederaciones, parece extraño entenderlo, pero quien pretenda ir de Kazán a Sochi, tal como indica el calendario del Tricolor, necesitará hacer escala en Moscú. No será la primera vez, ciertamente, recuerdo en la Confederaciones de Brasil 2009, que era imprescindible tocar Brasilia o Sao Paulo para conectar a Fortaleza y Belo Horizonte, aunque si se pretende de verdad prever un torneo, esos detalles afectan a la movilidad.
Más relevante aun, la seguridad. En un momento particularmente tenso y a pocas semanas del atentado en San Petersburgo, Rusia tendrá que poner en escena su inteligencia, prevención, manejo, nulificación al máximo posible de las amenazas.
Como sea, en 50 días abrirá la Confederaciones, al cabo de la cual, todo será a máxima velocidad hasta el 14 de junio de 2018, cuando el representativo local abra la primera Copa del Mundo en el oriente de Europa.
Twitter/@albertolati
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