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Desde tierras mundialistas. Alberto Lati
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Alberto Lati

18, mayo 2017 - 13:15

Desde Tierras Mundialistas

Una lista dice más que mil palabras: Alemania no tiene como prioridad la Copa Confederaciones.

Vista su convocatoria que excluye a figuras como Mesut Özil, Thomas Müller, Toni Kroos, Jerome Boateng, Sami Khedira, y que apenas lleva a tres campeones del Mundo en 2014 (encabezados por Julián Draxler), es evidente lo que los germanos buscan en este certamen: la mera oportunidad para rodar nuevos talentos y detectar otras fórmulas, justo cuando viven un relevo generacional, justo cuando los Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger, Miroslav Klose, Lukas Podolski, se han despedido.

Y, puestos a ser sinceros, Alemania tiene razón. La ubicación en el calendario de la Confederaciones, resulta una monserga para el común de los representativos del viejo continente.

Tan diferente, entre Copas Oro y América, en México estamos acostumbrados a que en cada verano nuestro Tricolor tenga hasta dos compromisos, fórmula agradecida por los patrocinadores pero que desgasta demasiado a los jugadores.

Si en el ciclo de cuatro años hay más de dos campeonatos a nivel de selecciones, no existe manera de cuidar las piernas, de diseñar vacaciones adecuadas, de seguir pretemporadas que eleven permanentemente la capacidad del plantel.

En la apuesta entre lo meramente económico y lo deportivo, desde hace un buen rato Alemania decidió por lo segundo: producción de talentos, detección de promesas en cualquier rincón de su territorio, obligatoriedad de que todo equipo de primera y segunda división dispongan de una cantera, pautas para que todos los directores técnicos de planteles menores trabajen de la misma forma, inversión en juveniles.

Sucede que tras concentrarse en lo deportivo, lo económico llega muy pronto con mayor fuerza, porque gracias a ese trabajo hoy esa selección vale más que ninguna.

Mientras eso sucede, aquí seguimos sobre explotando a Rafael Márquez y llevando a los mismos a todos lados; si los estelares no van después a Copa Oro, es antes porque sus clubes no lo permiten, que por dosificar. ¿Alguno cansado?, ¿alguno más proclive a lesiones?, ¿alguno con riesgo de llegar a Rusia 2018 quemado? Eso no es prioridad: sólo importa la inmediatez, la facturación en el aquí y el ahora, el engrosar la cuenta bancaria en el menor lapso posible.

Evidentemente, buena parte de los jóvenes convocados por Joachim Löw, son no sólo de inmensa calidad, sino ya de amplia experiencia: Leroy Sané, Emre Can, Julian Brandt, Joshua Kimmich, Antonio Rüdiger, Marc-André Ter Stegen. Experimento que acaso hoy ninguna otra selección podría hacer, porque nadie genera hoy más que Alemania. Ni Argentina o Brasil. Ni siquiera Francia o España.

¿Agobiados por alzar la Copa Confederaciones? No. Si resulta en un título, maravilloso. De lo contrario, al menos habrá sido utilizada como aprendizaje y no habrá extenuado a los ya de por sí agotados cracks.

La meta de los gigantes europeos, nunca es en año non: es en año par sea con Eurocopa o Mundial.

Twitter/albertolati