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Desde tierras mundialistas. Alberto Lati
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Alberto Lati

23, mayo 2017 - 14:06

Desde Tierras Mundialistas

Dada la cultura rusa, dado su acervo musical, histórico, literario, pictórico, cinematográfico, podríamos esperar para la próxima Copa del Mundo un derroche similar en contenido al exhibido tanto en la apertura como en la clausura de los Olímpicos de Sochi.

Los sonidos de Tchaikovski, Rajmaninov, Stravinski, Borodin; las obras de Chagall, Kandinsky, Aivazovsky, Rothko; el cine de Eisenstein, Tarkovski, Panteleyev; las letras de Dostoievsky, Tolstoi, Brodsky, Pushkin.

Ya en la inauguración de la Copa Confederaciones se presentará en el estadio “El pájaro de fuego” de Igor Stravinski, nativo de esa misma San Petersburgo donde abre el torneo.

Seguramente será una ejecución fenomenal…, aunque poco apreciada por las gradas.

Por mucho que los organizadores intenten a menudo ese tipo de festivales y muestras culturales previas a las citas futboleras, suelen generar poco interés. ¿La razón? Que quien va al futbol lo hace preocupado meramente por lo que acontezca con la pelota y percibe esos actos previos hasta como una distracción innecesaria; sólo atentos normalmente a las canciones que pueden convertir en cántico (por ejemplo, Seven Nations Army de los White Stripes).

Me ha tocado estar ante sensacionales conciertos, despliegues tecnológicos, cuadros artísticos, ignorados por completo por la afición, incluso ante gradas semi vacías, tan distinto a lo que pasa en los inicios y cierres Olímpicos; en ese último caso, sí, quien consigue un boleto sabe que va a un acto con mínimos toques deportivos, donde no hay competencia, donde todo es sensibilidad y una narrativa especial.

Lo de la Confederaciones durará 20 minutos, con énfasis especial en no dañar el terreno de juego. 20 minutos que, por maravillosos que resulten, están condenados a tener baja recordación.

El próximo año, ya con el Mundial, se volverá a buscar canalizar algo de la fascinante cultura rusa a las canchas y terminará sucediendo una apatía similar.

La solución perfecta es algo ya hecho otras veces: la noche previa a Francia 98 los grandes robots circulando por París o la jornada anterior al arranque de Sudáfrica 2010 el mega concierto ofrecido cerca del Soccer City.

Todo cuanto acontece sobre el pasto o cerca de él, es visto con sospecha por la afición. ¿Un recuerdo? Antes de la final de Brasil 2014, Carlos Santana se presentó en Maracaná con Wyclef Jean…, y buena parte de los aficionados aprovechó para ir por cerveza.

Twitter/albertolati