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El Pollo de Tlalpán. Daniel Reyes
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El Pollo de Tlalpan

3, octubre 2017 - 15:27

El pollo de Tlalpan

Recuerdo casi como si hubiera sido ayer, cuando mi amigo Gerardo, mejor conocido como: “el artista”, le decíamos así no porque fuera un gran intérprete, si no por los dramones que hacía de la nada.

Mi camarada andaba en busca de un patas de hule, sin embargo su economía no le permitía mercarse uno nuevo, cero millas; tenía que recurrir a la segunda garra, tenaza o mano; para esa tarea pidió que le ayudara a buscan un automóvil que cumpliera con el requisito riguroso de las tres “B” bravo, bello y bara.

Conocía a una señora de cierta edad, juventud acumulada que le dicen, quien estaba decidiéndose a vender un “mustafa” modelo 82, le carro estaba bien a secas, se notaba por la pintura y los interiores que sus mejores años habían pasado hacía un chorro de tiempo, aunque la seño hablaba maravillas de su máquina, yo sentía que era más por cariño y apego que por la triste realidad.

Luego de un puntual informe el artista y su seguro servidor tomamos rumbo a la casa de la doña, ella muy diligente le mostró el auto al tiempo que le enumeraba todas las bondades y ventajas que ella veía en su patas de hule, una vez terminada la inspección ocular y la explicación detallada de la dama, llegó el momento crucial: preguntar el precio.

Tomando aire de autosuficiencia, el artista le dijo: “¿cuánto vale?” la señora muy seria le dijo una cantidad estratosférica, casi lo que costaba un auto nuevo; con los ojos redondos como plato por el asombroso precio, el artista respondió: “dije cuanto vale, no cuanto quiere”.

Y ese recuerdo llegó a mis casacreadas neuronas luego del tongo que se realizó la semana pasada por los famosos derechos de la selección.

Por todos (o casi todos) es sabido que en la federación se manejan en base a un riguroso sistema democrático, que solamente tiene dos leyes. 1.- Si no eres de la cúpula del trueno, tienes que decir a todo que sí. 2.- Tejones porque no hay liebres.

Jamás habla de compartir botines, control, ni nada que se le parezca.

En esa danza de poder y millones, existe algo que es muy importante y que al parecer los de pantalón largo e ideas cortas no se han dado tinta; la selección es un producto mediocre, que no tendría porqué valer esa pila de billetes verdes que pagan por sus derechos e izquierdos.

Ellos no están preocupados por exigir un mejor producto ¿O ya se les olvidó el ultimo juego eliminatorio en el Coloso de Santa Úrsula? Había tan poquitos aficionados que los cerveceros se tenían que venderse las chelas entre ellos; el tener como DT a un sujeto que lo desprecia el 90 por ciento de los aficionados, que sus planteamientos son una burla y que vende sus obligaciones como logros, es una muestra de que el equipo tricolor, que tiene mucho corazón y en la cancha lo demostrará (bueno lo demostró hace tiempo) transita a dos cuadras de la calle de la amargura, esquina con el bulevar de la ignominia.

Podrán invertir esas lanas y recuperarlas vendiendo publicidad, y hartas camisetas; hacer que el noble aficionado se la trague a fuerza; pero de que el producto es malo… diría el divo de Juárez: “Lo que se ve no se juzga”

Cierro con una obra titulada “todos no son todos”

Reza eslogan emotivo

“La selección es de todos”

nomás; por favor yo digo,

expliquen quienes son “todos”

Y si no, quéjense a la FIFA.

Twitter: @pollodetlalpan