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El Pollo de Tlalpán. Daniel Reyes
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El Pollo de Tlalpan

6, abril 2018 - 0:33

El Pollo de Tlalpan

Cierto día de octubre como solía ser en aquellos lejanos ochentas, Lola nos invitó a una fiesta, la banda en pleno: el “ojos”, el “esponjado” y un servidor, nos presentamos puntuales, bañados y emperifollados a la hora y el lugar, como era costumbre llevábamos harta sed (de la buena… bueno de la regular) y mucha hambre. En la fiesta la buena música animaba a los espíritus atormentados y sacaba lo mejor de ellos a la hora de pasear el calcetín, no había pizzas, tampoco alitas, pues no se estilaban entonces; pero la sanguichiza y la taquiza saciaban las danzantes barrigas; en esas estábamos cuando de entre la multitud Angélica recurrente convidada en las tertulias tuvo la brillante idea de competir contra las reuniones de Lola y sutilmente extendió una invitación para los amigos, conocidos y gorrones en general para el siguiente sababadada en su cantera, prometía mejores alimentos y un repertorio de lujo en las selecciones musicales, Lola se enteró y aguantó estoica como las grandes.

Así se llegó el día y la reunión empezó con ganas y se fue para arriba, sin embargo inexplicablemente a media “party” aquello tomo otros rumbos y se perdió el encanto.

Hubo una temporada en que la banda nos la pasamos yendo de una a otra “en veces” bien “en veces” no tanto, las de Lola éxito las de Angélica no siempre.

Después de un rato de nadar paseando el calcetín por aquí y por allá tuvo que llegar la desagradable e inevitable comparación, la banda se comenzaba a preguntar cuál era mejor ¿Lola o Angélica?

Hubo un exhaustivo y concienzudo análisis, se calificó la música, la comida y el ambiente en general, de pronto un “alguien” puso en la mesa el tema de las bebidas espirituosas, esos vasos llenos de risas que ayudaban en la pachanga; luego de escuchar las experiencias particulares de cada uno, caímos en la cuenta de que en las reuniones de Angélica las beberecuas provocaban dolor de mema; mientras que en los toquines de Lola nel.

Eso orilló a una investigación a fondo, la cual derivó en una terrible conclusión, Angélica compraba la pomiza en una “ventanita” es decir, que era de dudosa procedencia: mientras que lola lo hacía en lugares establecidos de probada calidad.

Todo ese recuerdo vino a mi memoria después del lío que se traen preguntando qué liga es mejor la MX o la MLS.

La verdad es que no está muy difícil decidir porque una tiene una organización impecable, es solvente y equitativa con sus equipos, la otra niguas.

En una los dueños son empresarios conocidos sin colita que les pisen, en la otra hay dos o tres crápulas de miedo.

En una hacen del fut un espectáculo rentable y respetuoso para el público, en la otra no.

En una tienen muchos jugadores de medio pelo; en otra te puedes dar las tres viendo, entre otros a: la hiena Vela, el guaje Villa, el güero Schweinteiger, al pelón Bradley, al cuerpo de niño Giovinco, a los carnalitos Dos Santos y a un tal Ibra.

Es decir que al final yo prefiero un trago de Zlatan que un farolazo de Corona.