Con la tecnología de Google Traductor

Mira

Ida y vuelta. José Ángel Rueda
titulo-foto

José Ángel Rueda

17, junio 2021 - 3:42

Ida y vuelta

El otro día la selección española tuvo el 85 por ciento de posesión del balón y no pudo meter un solo gol. La cifra me resultó tan abrumadora que hasta quise igualarla en un videojuego, pero no pude; es decir, que lo que hizo España ante Suecia no pasa todos los días, por más que se intente.

Como era de esperarse, los detractores del juego de posesión se le fueron encima a Luis Enrique y a sus delanteros. El tremendo porcentaje ayudó a que las críticas fueran más feroces, porque entre otras cosas, evidenció que de nada sirve la pelota cuando no se sabe qué hacer con ella. No estoy seguro de que ese sea el problema de La Roja, porque si acaso hubieran entrado dos de las tres oportunidades claras que tuvieron, estaríamos hablando de un juego por nota, sin embargo, no entraron, como tampoco aquellas opciones que Suecia supo crear en el 15 por ciento que tuvo. En conclusión, el partido de España fue malo, porque la tenencia de la pelota tampoco le sirvió para defenderse, aunque el marcador terminara 0-0

España ha sufrido los últimos nueve años los efectos de su éxito; es decir, los aficionados ya no la tratan como una selección que aspira a ganar, sino como una obligada a ganar. Es lo que tienen los tiempos que le siguen a las grandes épocas, que se desarrollan bajo un fenómeno curioso en el que todo cambia, menos las expectativas. Pero en eso que sí cambia están los jugadores. La Roja ha logrado matizar la realidad en la idea de que el modelo de juego lo puede con todo, especialmente porque el pasado reciente es una prueba irrefutable de que cuando se combinan ciertos factores, efectivamente lo puede con todo.

En el Mundial de Sudáfrica, por ejemplo, España tenía un equipo capaz de conseguir el 85 por ciento de posesión en cada partido, sin embargo, sólo una vez se quedó sin anotar. Aunque no abundaban los goles, tanto que en esa Copa del Mundo ganó por la mínima cada una de sus eliminatorias, siempre había alguien capaz de romper el embrujo.

Hoy, en días como estos, de tantas dudas, la figura de jugadores como Carles Puyol, David Villa y Andrés Iniesta, únicos goleadores de España en el 2010, no hacen más que encumbrar un equipo de época, de esos que rara vez vuelven, aunque se intente, una y otra vez.