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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

23, mayo 2022 - 4:47

Hablillas

DESBORDADO

Lo sucedido el sábado pasado en el Volcán enciende las alarmas y provoca preocupación, ante las múltiples pifias acontecidas en un partido de futbol. A pesar de incluir a su mejor árbitro, César Arturo Ramos, quien recién apareció en la lista de los silbantes que estarán en Qatar 2022, el trabajo del nazareno estuvo afectado por la polémica, a tal grado que ni siquiera el VAR le ayudó a enmendar la plana.

Primero el juez central dejó pasar un codazo del francés Andre-Pierre Gignac, en la disputa del balón, que debió enviarlo a las regaderas, eso si nos guiamos por los criterios exhibidos en otros encuentros. Después, Ramos Palazuelos pitó un primer penalti cuando el jugador galo cayó dentro del área sin que nadie le cometiera falta. El fallo sirvió como detonante para que Tigres se encaminara hacia una épica remontada, porque si bien enseguida dejó pasar un empujón sobre Quiñones, que el VAR le marcó, más tarde decretó el cobro de un nuevo penalti tras la falta cometida contra el Diente López, cuyo ingreso se produjo en el segundo lapso.

Gignac, quien de entrada debió salir expulsado, aportó Hat-trick tras el cobro de dos penaltis.Todo un show.

El descontrol prosiguió cuando en plena transmisión se dieron cuenta que el Piojo había cometido alineación indebida al usar, al mismo tiempo, a nueve foráneos.

Con tantas anomalías, el caos permeó, hasta que llegó la última recta. Pasados los 90 minutos se dio el penalti que “salvó” al hombre de negro. Aldo Rocha impulsó la de gajos en las redes, y aunque la decepción fue mayúscula en el Volcán, el suceso evitó que el boleto a la final se decidiera sobre la mesa, ante el descuido que, posterior al partido, aceptó Miguel Herrera, aunque no existía la intención de violentar el reglamento, pero que a la postre quedó ahí, como una bomba que pudo ensuciar la Liguilla. ¿Se imaginan la situación? El primer finalista, sujeto a un fallo sobre la mesa. Por fortuna el Atlas consiguió el pase, sobre la hora, tranquilizó las aguas e impidió una tormenta más.

De cualquier forma, más allá de lo sui géneris que fue el Tigres vs Atlas, es claro que la presión va en aumento contra todos los actores de la obra, incluidos los árbitros, la Comisión Disciplinaria y la propia Liga MX. De alguna suerte ellos optaron por sembrar vientos y hoy cosechan tempestades.