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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

19, abril 2021 - 8:23

Hablillas

INOLVIDABLE

Si América y Cruz Azul se vuelven a encontrar en una final -sería la quinta en la historia del futbol nacional-, resultaría tan pareja que habría que remontarnos a la temporada 1988-89, cuando estas dos franquicias se toparon por segunda vez en dicha instancia. La memoria descubre una épica batalla entre dos escuadras inolvidables, capaces de sellar una de las series más cerradas y emocionantes de todos los tiempos.

En aquel certamen, La Máquina echó la casa por la ventana y adquirió una plantilla competitiva, bajo las órdenes de Manuel Lapuente. Tras un inicio desafortunado, el estratega dejó el cargo, pero al relevo entró el inolvidable Mario Velarde, quien hizo valer las contrataciones que había realizado el club, especialmente la del argentino Patricio Hernández.

El Pato ponía el toque y la magia, pero la talacha, en la media cancha, la hacían Armando Romero, Porfirio Jiménez y Pedro Duana. El prietito en el arroz estaba en ataque, porque el veterano Agustín Manzo, afectado por tantas lesiones en las rodillas, había cedido su lugar al Chicho Cuevas, quien vivió su momento fortalecido por aquella extraordinaria media azul.

Sin embargo, del otro lado, América presumía no sólo una media robusta, sino un ataque letal. Ortega, Domínguez, Farfán y el talento del Negro Antonio Carlos Santos bastaban para conformar una escuadra increíble, bajo las órdenes del brasileño Jorge Vieira. Arriba, la sociedad entre Carlos Hermosillo y Luis Roberto Alves Zaguinho era demoledora.

Pero defensivamente, América era aún más completo. El Capitán Furia, Alfredo Tena, gobernaba en la década de los 80. Y, como laterales, el Che-Che Juan Hernández y Cecilio de los Santos eran unos auténticos perros de caza.

En la contienda de ida se impuso América 2-3, gracias al aporte de Zague, Hermosillo y Santos. Del lado celeste, Porfirio y Narciso Cuevas respondieron con dianas. Mas, en la vuelta, Che-Che amplió la ventaja, en el global; Patricio y Ricardo Mojica emparejaron las cosas, pero la puntilla la dio Hermosillo… sí, el mismo que después hizo historia con Cruz Azul. El 2-2, 5-4 global, dejó un sabor de boca que aún se paladea. Habrá que ver si a esta generación le queda el calzado. Por lo visto, promete reverdecer laureles.