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Ida y vuelta. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

28, octubre 2021 - 4:31

Ida y vuelta

Tom Brady y los años

El otro día platicaba con un amigo sobre Tom Brady y los récords que ha roto esta temporada; es decir, el hecho de superar a Drew Brees en yardas aéreas y el llegar a la frontera de los 600 pases de touchdown, algo sólo al alcance del él, por supuesto. Hablaba con mi amigo y en realidad no había polémica, porque ambos coincidimos en que Brady es el mejor quarterback que nos ha tocado ver, y que incluso, a diferencia de lo que pasa en otros deportes, lo hecho por Brady dinamita cualquier debate sobre las épocas. Antes hubo mariscales muy buenos, pero lo de Brady es otra cosa.

Pero como las pláticas con los amigos sobre cualquier tema deportivo no valen sin ese toque que impone la polémica, por un momento surgió un punto que me dejó contrariado. Mi amigo decía que sí, que Brady está rompiendo todos los récords, que muchos retratan una calidad incuestionable, pero otros reflejan simplemente su longevidad dentro de los emparrillados.

Aunque la hipótesis tiene lógica; es decir, que si Tom Brady y Drew Brees se hubieran retirado a la misma edad, probablemente el mariscal de campo de los Saints habría sido inalcanzable tanto en yardas como pases de touchdown, pero verlo de esa manera sería atentar contra una de las virtudes más admirables de Brady, como lo es el hecho de jugar a ese nivel, más allá de la veteranía.

La cosa es que en Brady el tiempo es una cuestión misteriosa y hasta única; de lo contrario otros tantos lo habrían hecho antes, pero sus pases no llegaban, y el cuerpo no respondía. Brady, en cambio, sigue estoico, con la potencia de brazo y esa capacidad que dicen que llega con los años de ver todo más lento, y entonces tomar la mejor decisión. Las estadísticas que dejará serán inalcanzables no sólo por la calidad de su juego, sino por el tiempo que fue capaz de desarrollar ese juego al más alto nivel.

Hay profesiones que se alimentan de los años. Por ejemplo, pienso en algunos escritores, la madurez que imponen sus últimos libros, lo refinado de su estilo, la vida acumulada. Algo parecido debe suceder con Brady, aunque en este caso los años suelen ser el enemigo, pero el mariscal de campo escapa, siempre dispuesto a escribir una página más.