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Ida y vuelta. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

11, noviembre 2021 - 5:29

Ida y vuelta

Cuando era futbolista, Xavi Hernández solía controlar los partidos a través del tiempo. No hablo de la velocidad, desde luego, porque el Barça de Guardiola siempre jugaba rápido, sino de la búsqueda de los momentos y la capacidad de equivocarse lo menos posible. Es decir, de encontrar el tiempo adecuado para dar el pase corto o el pase largo, para ir a la izquierda o a la derecha, casi siempre al frente, pocas veces hacia atrás. Si uno mira los grandes partidos del Barcelona, todos los balones pasaban por él, como un catalizador del peligro. 

Xavi era de esos mediocampistas que jugaba sin amagues, más bien, lo suyo eran los perfiles, el control dirigido, la conquista de un instante, por breve que sea. A lo mucho escapaba de la presión con ese giro tan suyo capaz de encontrar un mundo para entonces comenzar de nuevo, con el ritmo implacable de quien quiere que el balón recorra cada confín de la cancha en busca del espacio. 

El catalán entendía, y entiende, sólo que ahora desde otro lado, la posesión del balón como una forma de vida. Es comprensible, desde que llegó a la Masía, con 11 años, no ha dejado de buscarlo, como una obsesión. No resulta exagerado entonces decir que Xavi se convirtió con el tiempo en el mejor alumno de una escuela cuyas ideas ahora deberá enseñar. El mediocampista, que interpretó como pocos dentro de la cancha el pensamiento de Guardiola, y que desde esa base parte. Xavi es el triunfo de la cantera.

Aunque nada asegura que su Barcelona pueda jugar como él lo hacía, el recuerdo de su época es tan poderoso en la memoria del hincha culé que de alguna manera le confiere ese poder de controlar el tiempo, como cuando jugaba y decidía por dónde tenía que pasar la pelota; es decir, que el mediocampista, ahora convertido en técnico, encara el reto más grande de todos protegido por una especie de realidad alterna, donde todo pasa de una manera distinta. 

El aficionado del Barcelona vive su llegada sin preocuparse demasiado del presente, poco le importa el ahora; al contrario, tan sólo le basta con recordar e imaginar para ser un poquito feliz. La figura de Xavi Hernández ofrece la ilusión necesaria para tener una paciencia que no sería dada a ningún otro técnico. Ya ven las prisas con Koeman. El catalán, una vez más, significa tiempo.