Eduardo Brizio
3, mayo 2019 - 0:09
‘El deshonrar, también deshonra’
Resultó muy agradable el enterarnos que dos equipos mexicanos disputarían la final de la Liga de Camerones de Concacaf. La distinción recayó en los Rayados del Monterrey, quienes enfrentaría a los Tigres de la UNDL.
Ambos partidos se jugaron con intensidad y el duelo estuvo muy parejo desde el punto de vista balompédico; tanto así que los Rayados, terminaron pidiendo la hora, ante los embates felinos que presagiaban el inminente empate en el marcador global, lo que obligaría al alargue.
Por fin, el silbante norteamericano Jair Marrufo hizo sonar su ocarina, decretando el triunfo del Monterrey, para terminar así “con la medición del Estadio BBVA Bancomer” que le impedía, según esto, a los rayados ceñirse la corona en su flamante inmueble.
Hasta ahí, todo iba bien; sin embrago, futbolistas de ambas escuadras sacaron el cobre. Unos, al demostrar que son unos malos ganadores; mientras que los otros, dejaron pasar una gran oportunidad de manifestar que eran buenos perdedores.
Suele ocurrir que, al ardor de la derrota, se pierda la compostura tal y como le sucedió al arquero Nahuel Guzmán, quien lejos de aceptar la superioridad deportiva de sus rivales, cuando Miguel Layún “consolaba” a los perdedores, intentó agredirle, cabezazo de por medio, exhibiendo su paupérrima educación.
Lo mismo ocurrió con todos aquellos futbolistas que al pasar a recibir la medalla que los acreditaba como subcampeones (que no es un asunto menor) de inmediato se despojaban de la presea o simplemente se negaban a que se las colocaran en el cuello.
Pero lo peor, pasó con los Rayados. Digo, aunque no es justificable, es comprensible que el equipo derrotado “esté que trina” y quiera desahogar su frustración con diversas acciones que denotan la más ínfima de las calidades humanas.
Antes de subir a recibir su medalla, Rogelio Funes Mori, inició con las burlas hacia sus adversarios. Al pasar frente al trofeo, tuvo el mal gusto de utilizarlo como si fuera un espejo y besarlo. Para después mediante cánticos mofarse de que ellos ya tienen cuatro títulos internacionales al tiempo que los Tigres no tienen ni uno.
Y yo que era de los que creía que en la Sultana se encontraba la mejor afición de México. Las redes sociales, tampoco escaparon a las burlas que, tanto futbolista como aficionados, hicieron sobre sus añejos adversarios, olvidado la frase del prócer cubano José Martí, quien en su momento dijo: “El honrar, honra”. Con el permiso de ustedes yo me atrevo a parafrasearlo, recordándole a los Rayados que… “El deshonrar; también deshonra”.
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