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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

23, agosto 2019 - 2:37

Las reglas y los reglazos

Vivir del cuento

Siempre me ha sorprendido lo indulgente que es “el respetable” con los directivos. Digo, la función más importante que tiene la llamada gente de pantalón largo en un equipo es seleccionar a su director técnico.

Para elegir al timonel de su escuadra, tienen una amplia baraja de dónde echar mano; además, cuentan con asesoría ilimitada y en la mayoría de las veces, gozan del suficiente tiempo, entre un torneo y otro, para realizar el nombramiento adecuado.

Por eso, escapa a mi entendimiento que trascurridas apenas cinco jornadas del incipiente Apertura 2019, ya hayan sido cesados dos estrategas. El caso de Javier Torrente, de Monarcas Morelia, y el “Chelís” (advenedizo al futbol), del Puebla de la franja.

Esto quiere decir que los encargados de contratarlos cometieron un error garrafal y se equivocaron absolutamente en su elección. Lo más grave de todo esto es que nadie, absolutamente nadie, los cuestiona. Mucho menos los acusan de incapaces, poco visionarios, incompetentes o algunas otras linduras; simplemente se toma con la mayor naturalidad del mundo la noticia de que “fueron cesados de su cargo”.

Cuando un árbitro se equivoca, es sometido a un juicio sumario, en donde, en el mejor de los casos, se duda de su capacidad; pero en el peor, se pone en tela de juicio su honorabilidad. Todo esto sin mencionar que tiene apenas una fracción de segundos para tomar una decisión.

Me parece que la gran familia del futbol exhibe una doble moral: es muy exigente con todo lo que rodea el enigmático mundo de los hombres de negro, pero muy indulgente con las decisiones que toman los dueños del balón.

La cosa no termina ahí. Hay equipos que vuelven a tropezar con la misma piedra… y con el mismo pie, al contratar una y otra vez al mismo director técnico que ya ha fracasado en otras ocasiones en la propia institución.

Del mismo modo, tal parece que no escarmientan en cabeza ajena, porque es muy socorrido en nuestro medio que se reciclen entrenadores, como si estuvieran en una puerta giratoria. Personajes que han demostrado sus limitaciones una y otra vez, de nueva cuanta son contratados por uno y otro equipo, con la vana esperanza de que ahora sí brinde resultados.

Y bueno, en el caso de ser extranjeros, eso les otorga un plus. Algo así como fuero o inmunidad que les permite, una de dos: llegar de fuera, aunque tengan poco cartel, como los salvadores del balompié mexicano, o ya “acreditados” en nuestro país, por años… vivir del cuento.