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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

21, febrero 2020 - 1:20

Las reglas y los reglazos

Valoramos a los nuestros

En mi opinión, resultó vergonzosa la actuación de los equipos mexicanos que participaron, jugando de visitantes, en la Concachampios a media semana. Digo, antes, se les ganaba, con los ojos cerrados, en patio propio o ajeno.

Lo más triste del caso fue escuchar, como siempre, al “Consorte de la liendre” culpando al arbitraje de que su equipo fuera incapaz de vencer al Comunicaciones de Guatemala, en el Estadio Mateo Flores.

Si bien es cierto que el silbante estadounidense Jair Marrufo no realizó un buen trabajo, también lo es que, culparlo del empate, tomando en cuenta la supuesta diferencia en calidad balompédica que existe entre los dos planteles, resulta pueril.

Hoy, todos saben de arbitraje, todos hablan de reglas de juego, los medios de comunicación se han llenado de “eruditos colegiados”, olvidándose del futbol, convirtiendo a los nazarenos en las estrellas del balompié.

No se puede tapar el sol con un dedo; pero tampoco es una novedad el bajo nivel arbitral que históricamente se ha vivido en la CONCACAF. Así, en los otros partidos también existieron errores puntuales de los hombres de negro, que en algunos de los casos beneficiaron a los nuestros.

El segundo gol obtenido por los panzas verdes del León en contra de Los Angeles está viciado por posición fuera de juego, al igual que el que lograron los Tigres en El Salvador, frente al Alianza, que también fue concedido en posición adelantada.

Ante la parafernalia que invadió a “los especialistas” y público en general de “hacer leña del árbol caído”, pasó desapecibido el gran trabajo realizado por los colegiados mexicanos en los partidos de vuelta de octavos de final de la Copa Mx.

Por principio de cuentas, dichos encuentros “no fueron una perita en dulce”; sin embargo, los penales señalados y las expulsiones decretadas gozaron de la aceptación de propios y extraños; así como, los goles concedidos y anulados, por lo que se puede afirmar que no influyeron de manera alguna ni en la conducción ni en el resultado de los partidos.

Lo más curioso del caso es que, en los partidos de la Copa MX, por aquello de los dineros, no se utiliza el VAR, lo que llama poderosamente mi atención.

¿Será que cuando no hay VAR los silbantes salen más concentrado? O ¿Será que cuando se cuenta con la tecnología, para ayudar a solventar sus yerros, se tiran a la hamaca?

“Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que cuando vemos cómo pitan en otros lares… valoramos a los nuestros.