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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

17, marzo 2020 - 0:42

Las reglas y los reglazos

Una opinión doctoral

En la época en que me desempeñé como silbante, cuando uno señalaba un tiro libre, era menester, de inmediato, ordenar al equipo ofendido: “juegue”, para darle oportunidad de “madrugar”; si no tomaban dicha oportunidad, el árbitro señalaba su ocarina para, de forma mímica, indicar que no se podría reanudar el partido hasta que él pitara.

Pero las reglas de juego han cambiado y ahora está incluido en las mismas “el uso del silbato” (lo que anteriormente no existía) y establece que luego de colocar la barrera a la distancia reglamentaria, no se puede reanudar el juego hasta que el nazareno lo indique, silbatazo de por medio.

Todo esto viene a cuento en virtud de que, el pasado sábado, en el encuentro Chivas vs Rayados, al minuto 64 le anularon un gol (legítimo, dicen los que “saben”) al Monterrey, que hubiera (quizá) significado la victoria.

El colegiado en turno, Diego Montaño, colocó la barrera, corrió a ubicarse; pero nunca (tal vez por omisión) pitó. Layún cobró la falta, vino el remate y el balón terminó en el fondo de las redes.

Dubitativo y tibio, el hombre de negro tardó unos segundos para “caminar” al lugar de donde se había cobrado la infracción, para de manera poco clara mostrarle el silbato a Layún, en una muestra de que la razón por la que había “anulado” el tanto era porque no había pitado otorgando la autorización para el cobro. Terminando por repetir el cobro.

Fue ahí en donde se desató la polémica y tuvimos la “dicha” de escuchar a los “sabios” del futbol, “especialistas” en reglas de juego decir una y mil barbaridades, que fueron desde: “fue un robo” hasta el “resulta incomprensible”.

Haciéndole a la Chimoltrufia: “Como les digo una cosa; les digo otra”. Si bien es cierto que la anulación de la anotación está amparada por la regla de juego, también lo es que Diego Montaño perdió la concentración, se tardó en reaccionar, hasta pareció que en un principio dio el gol por bueno para luego retractase; le faltó convicción y lenguaje corporal para ganar credibilidad y trabajar a favor del futbol, sembrando la incertidumbre.

Una vez más se comprueba que el futbol es un deporte que lo puedes jugar a un alto nivel sin conocer el reglamento que lo rige y, al mismo tiempo, que todos “saben de arbitraje”, que todo el mundo emite al respecto, con la mano en la cintura… una opinión doctoral.