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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

16, julio 2018 - 22:24

Las reglas y los reglazos

En mi opinión, el silbante argentino Néstor Pitana no tenía merecimientos para pitar la final de la Copa del Mundo Rusia 2018, disputada el domingo pasado en el Estadio Luzhniki de Moscú, entre Francia y Croacia.

Dirigió el juego inaugural, Rusia (5) vs. Arabia Saudita (0). Luego, en un trabajo cuestionable, arbitró el México (0) vs. Suecia (3). En octavos, le dieron el Croacia (1) vs. Dinamarca (1) en donde los croatas avanzaron en serie de penales. En cuartos, lo designaron al Uruguay (0) vs. Francia (2) y cuando creíamos que su actividad había terminado, la FIFA lo postuló para la gran final.

De esta manera, logró igualar la hazaña realizada por su compatriota Horacio Elizondo, quien en el Mundial Alemania 2006, también arbitró cinco encuentros, incluida la inauguración y la final.

Los problemas para Pitana iniciaron al minuto 17, cuando señaló una falta inexistente sobre Griezmann. “De faltas que no son; suelen caer goles”. Y así fue, se ejecutó la infracción, para que cayera el gol de la quiniela a favor de los galos.

Esta primera anotación es hiper analizable desde el punto de vista arbitral. Resulta que, al momento del toque, Pogba se encontraba ligeramente adelantado; sin embargo, al hacer por el balón, en ningún momento estorba a Mandzukic, defensor croata que tiene oportunidad de jugar sin problema la pelota para incrustarla en su propia meta. Gol legítimo.

La jugada más polémica ocurrió al minuto 33, cundo vino un centro por derecha y el balón pegó en la mano de Perisic, para que Pitana ni se enterara. Ante los reclamos franceses fue a checar el monitor, tardándose más de dos minutos, analizando desde diversos ángulos la jugada.

No había duda de que el balón había hecho contacto con la mano del zaguero, la gran incógnita consistía en determinar si había sido deliberada o accidental. Parecía que ya había tomado una decisión, pero regresó al monitor a dar una última revisión, para terminar por decretar la pena máxima que Griezmann ejecutó con maestría para darle rumbo casi definitivo a la gran final.

En mi opinión se trató de una mano no deliberada, toda vez que el balón le llega por sorpresa y la distancia entre el delantero que alcanza a desviar ligeramente la pelota y el defensor que comete la supuesta infracción es muy corta; además, el balón va a la mano y no la mano al balón, criterios todos estos apegados al texto de la regla de juego, para considerarla accidental.

Y es aquí en donde surge la pregunta para Pitana ¿y la tarjeta apá?, digo, si consideró que la mano cometida por Perisic fue voluntaria… lo tenía que amonestar.