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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

24, mayo 2022 - 4:01

Las reglas y los reglazos

“Estaba comiendo tortas”

Todo puede ocurrir en el “Kafquiano” futbol mexicano y lo sucedido el pasado sábado en el Volcán de la Sultana del Norte, durante el partido de semifinales disputado entre los Tigres y el Atlas, no fue la excepción.

Todo se dio en la segunda mitad, los rojinegros cabalgaban tranquilos hacia una segura victoria; toda vez que, los Tigres necesitaban hacer cuatro goles en 45 minutos, lo que se antojaba una misión imposible.

¿Sí, Chucha?, con polémica arbitral de por medio, cuando nos dimos cuenta el marcador ya se había empatado a cuatro tantos y la igualada le proporcionaba al cuadro local el pase a la gran final del campeonato.

Sin embargo, de repente la información corrió como reguero de pólvora: “Tigres estaba jugando con nueve futbolistas no formados en México” lo que sería considerada una alineación indebida y perderían el partido en la mesa.

Y aunque el Atlas anotó, por la vía del penal, en los últimos minutos, el gol que pondría el último clavo en el ataúd felino, el daño ya estaba hecho.

Esta triste situación, la de la alineación indebida, me parece de una gravedad extrema. Imagínense que el gerente de una compañía comete un error pueril en el cierre que le hace perder millones de dólares a la empresa. Por lo menos, se haría acreedor a un despido más que justificado y quizá enfrentaría problemas legales.

No han faltado aquellos que intenten que los hombres de negro tengan vela en el entierro ¡Para nada!, los colegiados no son “pilmama” de nadie, para andar cuidado a quienes ingresan al terreno de juego o a quienes dejan de alinear. Ahora resulta que el árbitro debe de andar cuidando que los responsables de los equipos hagan bien su trabajo.

¡Por favor!, si un director técnico hace ingresar al partido a un futbolista suspendido o a otro que no está bien registrado o no respeta el reglamento de competencia, no es el papel del árbitro estarlo revisando y evitando que cometa un error.

Pero, “la virgen todo lo ve” y en la vida “todo se paga”. El “consorte de la liendre” con su carácter pendenciero, es el inquisidor de los yerros arbitrales. Se la vive culpando a los demás de su infortunio y raramente acepta su responsabilidad.

Ahora, no tiene para donde hacerse. Tal y como si se tratara de una cuestión karmática, el destino se la cobró. Cometió un error infantil. Yo creo que, como él mismo lo dijo, con sarcasmo, en alguna ocasión al referirse a la gente del VAR … “estaba comiendo tortas”.