Ni en el alcoholímetro 

Recientemente nos “desayunamos” con la noticia de que Víctor Garcés, exdirector jurídico de Cruz Azul, fue detenido en la Ciudad de México acusado por falsedad de declaraciones; aunque, al parecer, también enfrenta cargos por: delincuencia organizada, lavado de dinero, evasión fiscal y fraude ¡Órale! 

Esta lamentable situación me movió a la reflexión; digo, me gustaría preguntarle a la opinión pública y a la mentecilla calenturienta de muchos de los aficionados y uno que otro “sembrador de veneno profesional” ¿No que los “rateros” eran los árbitros? 

En un futbol sin memoria, bueno sería recordar que otro ex directivo del balompié mexicano, Fidel Kuri, quien fungió como propietario de los escualos del Veracruz durante varios años, actualmente se encuentra tras las rejas, en Almoloya ¿No que los rateros son los árbitros? 

Del mismo modo, unos cuantos días después, nos volvimos a desayunar con la noticia, ahora en el plano internacional, de que Samuel Eto´o, ex futbolista camerunés, fue condenado a 22 meses de cárcel por delitos fiscales en la madre patria; sin embargo, tras un acuerdo y una indemnización (lo que en los países del tercer mundo es conocido como “coima” o mordida”) libró la prisión ¿No que los rateros eran los árbitros? 

Y bueno, ya hasta miedo me da desayunar, porque de nueva cuenta, en uno de estos días, al momento de escuchar las noticias, mientras ingería los sagrados alimentos, me enteré de que Joseph Blatter (de 86 años, ex presidente de la FIFA) y Michel Platini (de 66 años y ex astro del futbol francés) irán a juicio, en Zurich Suiza, acusados de fraude y otros delitos que se les imputan, por lo que pende sobre ellos una probable condena de cinco años a la sombra. Luego entonces, disculpen que insista con la pregunta ¿No que los rateros son los árbitros? 

Igual, no hace mucho tiempo, hasta Lionel Messi y CR 7 han sido condenados a 21 y 24 meses de prisión (por intentar pasarse de listos evadiendo los impuestos que les correspondía pagar por las millonarias sumas de dinero que perciben) los cuales les fueron condonados por una multa. 

A lo que quiero llegar es a que con la mano en la cintura “cualquiera” se toma la libertad de acusar a un silbante, cuando la realidad demuestra que, desafortunadamente, son otros miembros de la gran familia balompédica quienes, con inusitada frecuencia, delinquen. 

En México un árbitro jamás ha sido acusado judicialmente por delito alguno; es más, ni siquiera en el alcoholímetro.