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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

16, noviembre 2018 - 22:37

Las reglas y los reglazos

“No volvás sin gol”

La noticia cayó como un balde de agua helada: “Mauricio Ymay deja las filas de Televisa”. Uno de los mejores reporteros con que contaba la empresa, quien se había convertido en pilar insustituible para dar cobertura a la Selección Nacional, abrirá sus alas, para alzar el vuelo que lo conducirá por nuevos horizontes… aunque usted no lo crea.

Fueron muchos los años en los que tuve la dicha de compartir junto a él, innumerables partidos de futbol y programas en la pantalla chica, en donde pude libar de sus amplios conocimientos en materia de comunicación; pero sobre todo de: su bonhomía, mesura y don de gente.

Está escrito desde el desierto que “no hay plazo que no se cumpla”; de modo, que su ciclo terminó para darle cabida a nuevos retos, en busca de los sueños, las ilusiones y fantasías.

Siempre he tenido la firme convicción de que a la gente capacitada le sobrarán las oportunidades. Deja tras de sí un gran sabor. Difícilmente encontrarán alguien que se pueda expresar mal de él, porque nunca dio motivo.

En todos sus trabajos plasmó su profesionalismo y conocimiento del tema, haciendo constar en ellos la educación fundamentada en los valores que recibió en el seno familiar.

Al igual que los Brizio, los Ymay son egresados del Instituto Don Bosco, colegio dirigido por los padres Salesianos, que se caracteriza por formar mexicanos de excelencia, con métodos probados durante muchos años, con los que forjan el carácter durante las adversidades, enseñando a sus discípulos que hay un momento para sembrar y seguramente, otro para cosechar.

Me tomaré el atrevimiento, estimados lectores, de compartir con ustedes una historia de la vida real que le comenté a mi amigo Mauricio Yamay el pasado domingo durante su despedida en el programa La Jugada.

Se disputaba un partido del América en el estadio Azteca, Don Carlos Miloc era el Técnico de las Águilas. Se produjo un tiro de esquina a favor de los de Coapa y Huerta (recio zaguero central) se aventuró al remate.

Don Carlos (preventivo) se incorporó alarmado y le gritaba: “no Huerta, no… no vayas”. Huerta lo volteó a ver, mientras corría rítmicamente hacía el área enemiga, ignorando la indicación de su entrenador.

Al ver (Miloc) que “era una guerra perdida, únicamente atinó a musitar: “bueno… no volvás sin gol”.

Luego de platicarle esta balompédica historia a Ymay, nos dimos un abrazo fraternal mientras le deseaba todo género de éxitos en la nueva aventura que emprenderá, al tiempo que le decía… “No volvás sin gol”