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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

15, enero 2019 - 0:33

Las reglas y los reglazos

El beneficio de la duda

Cada que un futbolista mexicano emigra para jugar (mejor dicho, para alinear) en el viejo continente, propios y extraños echan las campanas a vuelo, queman chinampinas, al tiempo que sueñan con que nuestro compatriota se convierta en protagonista de heroicas gestas balompédicas por aquellos lares.

Por principio de cuantas, debemos reconocer que la mayoría de los futbolistas aztecas que han cruzado el charco, han sido contratados por equipos de medio pelo. Del mismo modo, son muy contados los que han triunfado, igualmente, muchos lo que han ido a únicamente a calentar el ocote y los hemos tenido de regreso, en el terruño querido, más pronto que inmediatamente.

Echando a volar la sinceridad, en mi muy humilde opinión, son solamente dos los jugadores mexicanos que han logrado triunfar (lo que se llama triunfar) en Europa.

Por supuesto que ya adivinó usted estimado lector que me estoy refiriendo, por una parte, al niño de oro Hugo Sánchez, quien no solamente hizo la hombrada de ganar cinco Pichichis en la madre patria, sino que logró la bota de oro, que lo acreditó como el mejor rompe redes del Viejo Continente. Y por otra parte, a Rafael Márquez, quien jugando para el Barcelona se coronó en la Liga de Campeones, llevando la Orejona a las vitrinas de la escuadra culé.

La lista de los que se han ido y que, por angas o por mangas, han “fracasado”, es muy larga, empezando quizá por Cuauhtémoc Blanco, quien, siendo un ídolo en nuestro país, nadie se acuerda de él en el Valladolid.

Ulises Dávila, Omar Bravo, el “Chepo” y Eduardo de la Torre, Pablo Barrera, Efraín Juárez, el “Vasco” Aguirre, Manuel Negrete, Germán Villa, Carlos Hermosillo, el “Kikín” Fonseca, Jared Borgetti, el “Wendy” Mendizabal, Luis Flores, el “Abuelo” Cruz, Paco Palencia, Aarón Galindo, Antonio de Nigris,  el “Maza” Rodríguez, Carlos Salcido, por mencionar algunos.

Todo esto viene a cuenta, en virtud de que, Diego Laínez fue fichado por el Betis de Sevilla, cumpliendo así con el primer requisito, es decir, “un equipo de medio pelo”.

Para no variar, la opinión pública festejó la contratación. Por supuesto que los sueños y las esperanzas de que la rompa por allá no se hicieron esperar. Sin intentar poner la nota discordante, yo tengo mis dudas. “La burra no era arisca”. A mí no me convence del todo y lo veo muy “tribunero”, aunque, ojalá y me equivoque: es muy joven, puede aprender y madurar…, hay que darle…, el beneficio de la duda.