Si lo sabré yo

Hay dos partidos a celebrarse durante el fin de semana, cuando se dispute la fecha siete del Clausura 2019 en el balompié mexicano, que llaman poderosamente la atención. Me refiero al clásico tapatío que en esta ocasión se jugará en el estadio de Chivas, cuando el sábado por la noche reciban a los rojinegros del Atlas y el mal llamado clásico capitalino, en donde las águilas del América irán de visita a Ciudad Universitaria.

Y digo “mal llamado clásico capitalino”, porque en mi opinión se trata de un partido que supera por mucho lo que significa un clásico, razón por la cual les suplico que “no lo bajen de categoría” … es más que eso.

En esta ocasión existen algunos ingredientes que sazonarán aún más el añejo duelo entre el equipo representativo de nuestra máxima casa de estudios y los emplumados de Coapa.

La última vez que se vieron las caras, en la Liguilla del torneo pasado, los dirigidos por Miguel Herrera humillaron a los Pumas. Si bien es cierto que empataron el de ida, en el de vuelta, los golearon ignominiosamente en El Azteca, eliminándolos de la competencia, en cuartos de final, con un escandaloso siete goles por dos en el global, que a la postre le daría el título al América.

Tal parece que “el consorte de la liendre”, tiene de hijos a los felinos; toda vez que, los ahora dirigidos por Bruno Marioni, no han visto la suya cuando enfrentan al polémico Director Técnico, lo que tiene muy dolida a la afición estudiantil y a su vez, muy agrandada a la azulcrema.

Del mismo modo, la salida del goleador Nico Castillo de la institución universitaria dolió; pero, no tanto como el hecho de que el ariete chileno haya regresado a nuestro país enfundado en la casca del odiado rival, echándole limón a la herida, por lo que se espera que la flamante contratación aguilucha sea recibido en el Olímpico Universitario con música de viento y cánticos que le recuerden a la autora de sus días, deseando que las cosas no vayan más allá.

César Arturo Ramos Palazuelos, nuestro silbante mundialista, será el encargado de dirigir las acciones con la ocarina y aunque cuenta con toda la experiencia necesaria, se trata de un partido de alto riesgo en todos los sentidos, que suele complicarse. Cuando se disputa en el Azteca, tiene lo suyo; pero, por esas cosas del futbol, en CU es mucho más difícil de arbitrar… si lo sabré yo.