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Somos Versus
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11, mayo 2022 - 4:02

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Que las cosas sean de una manera, no significa que tengan que ser así

 

La creación de ligas y categorías de deporte femenil ha marcado una pauta en la historia mundial de los deportes, pero ¿es suficiente? No es un secreto que muchas de ellas se crearon como un tipo de cuota exigida por la sociedad y diferentes movimientos feministas que a través de los años han exigido igualdad.

Algunas personas podrían considerar terminada la batalla de darle un espacio a las mujeres en el mundo deportivo, pero las ligas femeniles actuales sufren desigualdad y una fuerte desventaja cuando se les compara con las varoniles. Estas desigualdades existen en todos los deportes.

Por ejemplo, en el boxeo: Saúl «el Canelo» Álvarez, es el boxeador más famoso de México. De acuerdo con varios medios periodísticos, se ha calculado que el Canelo ha ganado más de 35 millones de dólares en sus últimas peleas, incluyendo los derechos televisivos. El boxeador recibe por cada round, alrededor de 3.6 millones de dólares. Por su parte, ninguna mujer ha cobrado ni siquiera el millón de pesos. Las mexicanas «Barby» Juárez, Ana María, Jackie Nava y Zulina Muñoz son las que más cobran, pero ninguna ha recibido esa cifra. Las boxeadoras perciben apenas un 10% de lo que gana un boxeador. Varias boxeadoras han comentado que, a pesar de que el Consejo Mundial de Boxeo haya fijado bolsas mínimas en peleas por campeonato de 15,000 a 35,000 dólares, sus contratos no son respetados y les han llegado a pagar menos.

La mayoría podría justificar estas desigualdades diciendo que la rama varonil es más entretenida y atrae una mayor audiencia, por lo que genera más ingresos. Cabe mencionar que no se están demeritando los esfuerzos y sacrificios que han realizado los deportistas hombres para conseguir lo que han logrado, pero en este caso no se está debatiendo el número de espectadores que puede generar una categoría u otra, ni el interés de los patrocinadores, porque además existe una deuda histórica de décadas donde los hombres han tenido la oportunidad de conquistar este terreno mientras que las mujeres no. Se trata de que las ligas y federaciones ofrezcan las mismas condiciones, recompensas, beneficios, salarios y oportunidades a todas y todos sus jugadores por igual.

Espacios adecuados para entrenar el deporte que practican, salarios dignos, acompañamiento médico de alto nivel (doctoras, nutriólogas, psicólogas, fisioterapeutas…), uniformes, traslados, prestaciones, facilidades, etc. Las mujeres que se quieran dedicar al deporte deben poder estar seguras de que pueden desarrollar una vida estable e integral practicando profesionalmente su rama y que la liga o federación en donde jueguen les va a permitir un entorno seguro y digno para su crecimiento.

La rama femenil se tiene que dejar de ver como una cuota o gasto: hay mucho potencial e incluso hay muchos casos donde las mujeres han demostrado un mayor nivel y mejores resultados que la rama varonil. Es necesario apostar por ellas y entender que al igual que la varonil, la categoría femenil es muy competitiva y es un gran espectáculo, pero se necesita brindar el apoyo e igualdad de condiciones a las mujeres en todos los deportes y en todas sus categorías.

La creación de la rama femenil no significa que nos debamos detener ahí. Aún hay muchas deficiencias e injusticias que se tienen que visibilizar para generar un cambio, no se trata de conformismos. No se debe fomentar la idea de que con el solo hecho de que exista, las mujeres debemos estar felices y agradecidas. Se deben de exigir los mismos beneficios y oportunidades que se le brindaría a cualquier categoría varonil. Que las cosas sean de una manera, no significa que tengan que ser así.