POR JOSÉ ÁNGEL PARRA

Ellos viven de la patada. Quizá por eso les va tan mal.

Tigres y América son aspirantes a un título pospuesto semanas atrás, mas todo parece indicar que el histórico desenlace navideño repartirá obsequios demasiado costosos.

El ave azulcrema regresa al otrora defectuoso con las manos vacías. Abajo del podio triunfal que ostentan Real Madrid, Kashima Antlers y Atlético Nacional de Medellín, dentro del Mundial de Clubes, las Águilas presumen un cumplidor cuarto sitio, apenas por encima del coreano Jeonbuk Hyundai, el sudafricano Mamelodi Sundowns y el Auckland City neozelandés.

Los premios están lejos de su alcance. Cristiano Ronaldo, autor de un espectacular hat-trick en la final, agrega el Balón de Oro del certamen a su inmensa vitrina; Luka Modric, también merengue, suma el esférico de plata, e incluso el nipón Gaku Shibasaki conquista el bronce, en el reparto individual. El premio fairplay es para el Kashima…

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¿Y las Águilas? Vuelan lentamente, aún con las manos vacías deportivamente hablando –porque económicamente brindarán con la jugosa ganancia de 2 millones de dólares, tras su arribo a la semifinal internacional–. Les queda un último regalo por abrir en el año de su Centenario: la final de la Liga MX.

Eso sí, Ricardo La Volpe sólo ha sido sacudido por el poderoso Real Madrid. Ni el campeón de la Copa Libertadores, Atlético Nacional, ha podido vencerle. Las fallas desde el manchón penal –las mismas que lo marginaron de la Copa MX frente a Chivas–, le han quitado el decoroso tercer sitio, luego de rescatar el 2-2 frente al conjunto colombiano. A las 17 jornadas del torneo regular, las siete de Copa y los cuatro partidos de Liguilla, los emplumados han añadido tres duelos del Mundial de Clubes, pero todavía restan dos batallas decisivas. El Apertura 2016 ayudaría fácilmente a olvidar los recientes sinsabores.

En el otro extremo, Tigres experimenta su propio viacrucis. Olvidado, después de echar al León en semifinales, el plantel que dirige Ricardo Ferretti apenas ha sostenido un encuentro de preparación, frente al modesto Veracruz, con tal de mantenerse con las piernas en movimiento. Largo parón de dos semanas y media, a la espera de conquistar la extraviada Navidad.

Sin vacaciones ni reconocimientos, el perdedor de la batalla por el título, en el Volcán, cargará con los tradicionales “memes” y el grotesco “bullying” balompédico.

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El campeón festejará, apenas por unas horas, el oneroso trofeo liguero. Sin reposo ni pretemporada, ambos contendientes apenas tendrán el Año Nuevo como remanso. Una semana después comenzará el Clausura 2017, porque ellos viven así… de la patada.