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22, marzo 2017 - 9:56

┃ Miguel Angel García

Antonio Romero

 

 

Con cables por aquí y por allá se encuentra el matador Antonio Romero, sedado del vientre también, en una de las habitaciones del hospital que recibe a los toreros caídos en la Ciudad de México. Su pronunciación es lenta y suave, es notorio del trauma que está atravesando, no por eso baja la mirada y menos el ánimo. Estos toreros que son de otra pasta no piensan en otra cosa que no sea torear y como Romero, aunque tenga heridas graves, su mente ya está puesta en su reaparición y la quiere nuevamente con toros de Piedras Negras. Así lo manifestó a ESTO el matador, quien el domingo pasado recibió una grave cornada de un astado, precisamente de esta ganadería en el momento que su faena tomaba vuelo. Y que de no haberse suscitado el percance seguramente estaríamos hablando de una labor muy destacada, ya que Antonio se estaba poniendo de tú a tú con el bravo toro de Piedras Negras, en lo que fue la segunda corrida del serial Sed de Triunfo, que celebra la Plaza México.

“Disfruté toda la tarde e intenté agradar ante mi toro. Pero lo toros bravos es lo que dan, cornadas; sin embargo, cómo recuerdo el impacto que estaban teniendo mis tandas ante el público, fueron de mucho calado. Más allá de la cornada las sensaciones que viví con incomparables”, mencionó Romero, que el martes pasado fue intervenido quirúrgicamente por segunda vez para reconstruirle toda la parte afectada.

“Estoy seguro que la afición se dio cuenta de la evolución que ha tenido mi toreo y lo hecho en la Plaza México espero me de para más”, añadió el coleta, quien ésta es su séptima cornada.

Foto: Alejandro Villa

Antonio Romero estuvo presente el domingo pasado en el sorteo, de hecho él mismo metió la mano al sombrero para sacar su papelito.

“Desde el primer día que me hice torero soñé con pisar la Plaza México; en 2015 confirmé mi alternativa y desde entonces no regresaba, por eso el domingo fue un día muy especial. Así, hasta las cornadas sabes”, destacó.

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Romero deja a un lado el tema de la cornada, el dolor y todo lo que conlleva esta gravísima herida, realmente le emociona saber que le pudo a un Piedras Negras y que emocionó al público del Coso Capital.

“Quiero volver a torear y que mi reaparición sea con la ganadería de Piedras Negras, pienso que dejé un pendiente y quiero saldarlo”, mencionó el diestro.

-¿Cómo es que sucedió la cornada?

“En un cambiado de mano para intentar torear la natural la muleta de flameó por el viento, eso tocó al toro e hizo que se revolviera pronto; el hecho me hizo trastabillar y no me la perdonó. Pero me llevo la ilusión de que salga algo bueno de esto para seguir toreando”.

Aunque el matador sabe que su rehabilitación va para largo, también está sabedor de la paciencia que se necesita, “ha sido muy dolorosa la cornada, pero dentro de lo que cabe todo salió mejor de lo que se esperaba, de hecho los médicos están sorprendidos con mi recuperación, es muy favorable”, concluyó.

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Antonio Romero fue el único torero de ese cartel que estuvo toreando en Piedras Negras como previo a su actuación en la Plaza México, decíamos en esos días, que sin duda probar la casta de esta ganadería le vendría de maravilla para poderle a su toro el domingo. El resultado iba de maravilla, incluso esa faena se la brindó al ganadero Marco González; el torero se había enredado perfectamente con su verdugo por el lado derecho, consiguiendo dos tandas que dejaban ver un torero seguro de poderle al Piedrenegrino, lamentablemente el Dios Eolo, peor enemigo de los toreros, apareció para hacer la maldad que por poco le cuesta la vida a Romero.