Con alas de campeona y carácter estoico como toda mexicana; de espíritu indeleble tal como nuestro Ejercito Mexicano. Campeona de campeonas, olímpica y mundialista. Heroica como sencilla.

Esta es María del Rosario Espinoza, orgullo del pueblo mexicano, ejemplo de fortaleza, de perseverancia y disciplina.

“Por el honor de México”, lema del Heroico Colegio Militar, que María ha patentado en cada uno de los tatamis que ha pisado, partiéndose el alma por ganar siempre.

“Siempre leales”, dicta la SEDENA, esa lealtad que Espinoza no defrauda por México, defendiendo los colores de la bandera tricolor con pies y puños, a sangre y fuego.

Sí, ella es nuestra María.

La campeona de ayer, de hoy y del mañana.

La campeona por siempre.

María una y otra vez, medalla tras medalla.

No, demostrado está que María no tiene techo.

Su límite es el cielo, sus objetivos se fraguan en el mundo de los sueños y las ilusiones, éstas que se trabajan a diario y se concretan con hechos.

Una vez concluida una meta más al ganar medalla en el pasado Mundial de Taekwondo celebrado en Muju, Corea del Sur, María visitó las instalaciones de OEM, casa de los deportistas y donde a ella se le quiere, pues tiene un lugar muy especial.

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Llegó en comitiva militar procedente del Colegio Militar, enfundada con el soberbio uniforme verde, pues María es de las afortunadas atletas que representan dignamente a la Secretaría de la Defensa Nacional, que encabeza su titular, el General de División, Salvador Cienfuegos Zepeda.

Siempre cordial, la campeona charló largo y tendido con ESTO sobre su carrera, pero más sobre su persona; sobre lo que le gustaría hacer tras su retiro del taekwondo y de cómo ha sido su entorno familiar siendo una destacada deportista.

María se dijo seguidora del equipo de Leonel Messi, el Barcelona y mencionó que cuando Francisco Palencia jugaba para el equipo de Pumas era fiel aficionada de la escuadra auriazul.

Nos habló sobre el mayor descubrimiento de su vida y de cuales serían sus tres deseos si llegase a encontrar la lámpara de Aladino. Muchos temas tejen la entrevista que más adelante publicaremos.

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Por ahora disfrutemos las imágenes de nuestros compañeros.

Imaginemos volar tan alto como María.

Los sueños se cumplen, basta creérselo para ser los mejores.

María soñó, quizá no imaginó llegar tan alto, pero su ilusión jamás se contuvo.

Y sigue creciendo, pues es bien cierto que ella jamás tendrá techo.

El cielo es su límite.