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22, junio 2018 - 21:49

┃ EFE

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Foto: AFP

Moscú.- Bélgica no tuvo problema para vencer a Panamá en el debut mundialista de los canaleros. Los Diablos Rojos dejaron claras sus intenciones para Rusia 2018. La meta es trascender y buscar ser de los principales protagonistas en la justa mundialista.

Eden Hazard, la estrella de los europeos se quejó en estos días del nivel de exigencia al que se somete a su selección, un compendio de grandes jugadores, estrellas en sus clubes, que no acaban de cuajar cuando se reúnen.

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Porque, por nombres, la selección belga debería estar entre las favoritas. Pero su pasado le persigue, acostumbrada a fallar cuanto mayores son los halagos.

Ahora, llega a Moscú, obligada a corroborar contra Túnez, la buena imagen dada en la jornada inicial, muestra que éste puede ser su torneo.

No es una situación nueva. Hace cuatro años se plantó en los cuartos de final como la gran amenaza para la Argentina de Leo Messi, pero no respondió como se esperaba al perder 1-0. Hace dos, parecía semifinalista de la Eurocopa y claudicó en cuartos ante la modesta Selección galesa por 3-1.

¿Qué cambió? En primer lugar, la madurez de sus estrellas. Con dos años más y asentados como referentes en sus clubes, Hazard y Kevin de Bruyne saben qué deben hacer en cada momento dentro del campo. No tienen las lagunas de juego mostradas anteriormente.

Y está Roberto Martínez. El técnico español comenzó dotando de solidez a su equipo, pues los Diablos Rojos suman 20 encuentros invictos y ha acabado dándole un estilo ganador, donde mezcla bien la calidad de sus centrocampistas con la exuberancia física de Romelu Lukaku en el ataque.

Túnez, mientras, afronta el partido con la necesidad imperiosa de puntuar si no quiere correr la suerte de las otras tres selecciones árabes del mundial, eliminadas en la segunda jornada del mundial sin ni siquiera marcar un gol.

Los norteafricanos mostraron mejor cara frente a Inglaterra que sus compañeros de cultura. Durante más de veinte minutos de la primera parte lograron frenar las acometidas británicas e incluso llegaron a empatar el choque con un penalti transformado por Saiss.

La segunda parte retomaron el futbol táctico solidario que ha introducido Nabil Maaloul, firmes tanto en el centro del campo como en la defensa hasta desactivar a unos ingleses demasiado planos.

Apenas inquietaron en ataque. Nada se supo del joven Pickford en toda la segunda mitad. Disminuido por las lesiones, que han dejado en casa a sus dos jugadores más efectivos, los tunecinos tienen un grave problema arriba.

También por la baja forma de su estrella, el delantero del Rennes Wahbi Khazri, intrascendente en la primera contienda.

Maaloul decidió darle la punta del ataque, liberarlo de las labores de defensa y presión en el centro del campo para aprovechar su velocidad y habilidad en el uno a uno, y esa volverá a ser su gran baza frente a los belgas.

Ambas Selecciones se han enfrentado en tres ocasiones con los tres resultados posibles: empataron a uno en Oita, Japón, durante el mundial de 2002; Bélgica ganó en Bruselas 1-0 en un partido amistoso previo a la copa del mundo de Brasil. Y las Águilas de Cártago vencieron 2-1 en un amistoso en 1992, en el primer partido entre ambas selecciones. Un resultado con el que sueña Maaloul y toda Túnez en el estadio del Spartak de Moscú.

Retirado del mundial el portero titular Hassen por la lesión que sufrió en el hombro en el choque contra Inglaterra, Maaloul alineará en el arco a Ben Mustapha.