Por Rubén Beristáin

Fotos: Erik Estrella

Antonio Moreno ha vivido de todo en el Salón de la Fama, desde los mejores momentos de su vida, hasta los más difíciles y complicados. El proyecto que inició en 2011 le cambió la vida totalmente.

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El director ejecutivo del emblemático inmueble fue accesible con el Diario de los Deportistas y se permitió dar un breve recorrido por el lugar. Mientras posaba con un balón con el número 10 en una cancha que figura una mesa de billar, compartió algunas de sus anécdotas. El hecho de visitar a grandes figuras del futbol mundial para invitarlos a ser investidos, es algo que nunca cambiará por nada.

“Para mí han sido diez años diferentes en mi vida, aparte de periodista. Imagina lo que es el viajar para visitar en su casa a las leyendas, porque la invitaciones no fueron cartas, correos ni virtual, llamadas tampoco. Cuando se dan cuenta que vas a verlo, que programas la cita, que hay seriedad, que invitas a su familia, yo me quedo con esos encuentros. Me preocupa mucho que todo salga bien, me pone nervioso, pero de manera personal, visitar a tantas figuras es espectacular, solo me lo ha permitido este proyecto, expresó con una sonrisa, típica en su persona.

No todo ha sido miel sobre hojuelas. Moreno llegó hasta la explanada, justo en la entrada, donde se puede ver el balón más grande del mundo, de más de 38 metros de altura, 30 de diámetro, 120 escalones y capacidad para 326 visitantes, único en su tipo.

“Me dolió mucho, hay episodios concretos, como Aarón Padilla o Gustavo Peña, que gozaban de facultades al cien hace diez años, hayan tardado tanto en entrar.

Cuando vinieron no lo hicieron en facultades. Ese tipo de situaciones se dan y las lamento mucho, son de los episodios que más me han dolido”, recordó con nostalgia.

Toño no es egoísta, no es su característica y evita tomar como propio la idea del Salón. Alrededor del proyecto hay varias personalidades que lo hicieron realidad.

“No se vale hablar de mis sueños, es el de mucha gente. El sueño de hacer un Salón de la Fama va más allá. Efectivamente fue mío, como lo fue de periodistas, directivos, deportistas, que fueron creciendo y soñando con tener un recinto como éste. Soy un afortunado de haber compartido ese sueño con gente como Jesús Martínez, Andrés Fassi, como el Grupo Pachuca, porque alguien tenía que cristalizarlo. Soñarlo, proyectarlo, decirlo, puede ser algo muy normal, pero el sueño hecho realidad al abrir las instalaciones va más allá de algo personal”, finalizó.

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