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27, noviembre 2021 - 16:18

┃ Marysol Fragoso

El comercio a los alrededores de la Monumental Plaza de Toros México

FOTOS: MARTÍN MONTIEL
POR MARYSOL FRAGOSO

La reactivación de los festejos taurinos en la Monumental Plaza de Toros México, tras 20 meses de parón debido a la pandemia de Covid-19, no sólo ha supuesto la vuelta de la actividad, sino que representa la única posibilidad para que muchas familias, que viven en torno a la fiesta brava, tengan la oportunidad de ganar su sustento económico.

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Es el caso de los negocios establecidos como restaurantes, pero en especial para aquellos comerciantes que cada corrida o novillada instalan sus negocios alrededor del coso taurino o de aquellos que venden los productos dentro del inmueble taurino e, inclusive, de los vecinos de la zona que han visto caer su economía a tal grado, que han optado por ofrecer la entrada de su casa como lugar de estacionamiento alterno para poder ganar un dinero extra.

ESTO realizó un recorrido por las afueras del inmueble taurino más grande e importante del país para platicar con los comerciantes y vendedores, algunos de los cuales ya son la cuarta generación que se gana la vida gracias a la fiesta brava, situación que se repite en los tendidos de la plaza.

El más antiguo comercio en las afueras de La México es el que hace 75 años fundó don Rafael Guizar Rodríguez (q.e.p.d) y que a la fecha atienden su hijo, don David Guizar, su nieto, Israel Guizar y que ya aprenden los bisnietos. Se trata de la Birria El Paisa.

“El día de la inauguración de la Plaza México, mi padre, originario de Guadalajara, llegó a esta esquina a vender la birria y de ahí pal´real, seguimos hasta ahora. En esa primera corrida, trajo sólo un brasero, un comal, un bote de consomé, otro de carne, tortillas y la salsa que es tradicional porque sólo se ofrece en este lugar”, nos relató don David Guizar, quien desde hace cuarenta años se hizo cargo del negocio que inició su señor padre.

Poco a poco fue creciendo la demanda de su birria que los comensales la consumían de pie, luego los Guizar recibieron de parte de una cervecera, tres mesas con sus sillas y así fueron creciendo, hasta llegar a abarcar un espacio muy amplio en la actualidad.

Durante el confinamiento y hasta que se normalizó el semáforo verde, no pudieron trabajar, por ello, en las pasadas semanas que reabrió La Plaza México, volvieron a vender y con ello esperan retomar el paso.

“Se está vendiendo menos que en la última temporada; estamos como en un cuarenta por ciento, pero es un alivio ver que la gente regresa a la plaza y que vuelve a comprarnos, que tiene fidelidad con nosotros”.

Recuerda con orgullo haber atendido en su puesto a personajes del deporte como: ”Cuauhtémoc Blanco, Isaac Terrazas, Enrique Borja, El Piojo Herrera, Félix Guzmán, varios Presidentes y ExPresidentes del país, a muchos otros políticos, a gente de la farándula y de la cultura”, dijo: “Le transmití ese amor por las corridas y por la tradición de hacer la birria, a mi hijo, que es abogado, pero que junto con mis nietos, cada domingo vienen a echarme la paloma para seguir funcionando en la vendimia de birria”.

Otro de los más antiguos comerciantes es don Sergio Berlanga, que ubica su puesto al lado izquierdo de una de las puertas de acceso a La México, de la sección de sol. Hace más de 50 años, junto con su esposa, montó La Morena, donde vende tacos de guisados, su especialidad son los de lengua.

Don Sergio, ahora tiene 82 años  y junto con sus cuatro hijos, uno de los cuales fue novillero, continúa despachando los tacos. Es uno de los personajes de esa parte de la calle, siempre se le ve sonriendo y luce en la bolsa trasera izquierda del pantalón, un ejemplar de ESTO.

Entre sus grandes alegrías tiene el que sus tacos hayan sido los preferidos de cantantes como José Alfredo Jiménez y Javier Solís, asiduos a los toros y a su comida: “Todos nosotros y la gente que nos compra somos el alma de este lugar. ¡Todos somos La México!”, comentó.

Cabe destacar que en el país existen 184 centros de espectáculos taurinos, donde hay comerciantes no establecidos que dependen de que sigan las corridas, para subsistir.

En la Plaza México (categoría especial) y en las plazas de primera, durante cada festejo se habilitan aproximadamente diez establecimientos móviles de alimentos; en las de segunda, cinco y en las de tercera, tres. En promedio trabajan tres personas en cada uno.

En conjunto, las ventas de este tipo de establecimientos en la República Mexicana ascendieron a 9 millones,725 mil 528 pesos a lo largo del año 2018, de acuerdo a datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), publicados en el estudio llamado Caracterización y Dimensionamiento del Sector Bovino Espectáculos en México.

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Ponen su granito de arena para que continúe la afición taurina

A las afueras del máximo coso del país y de América, existen infinidad de establecimientos que venden productos taurinos fabricados totalmente a mano. Es el caso del que tiene Lucina De la Luz, con veinte años de fabricar trajes de luces para niños. Ella aprendió el oficio de su suegra y ha enseñado a sus hijos.

“Durante el cierre por la pandemia, tuvimos que buscarle para poder vender algo para salir adelante: pusimos un perfil en Facebook y con lo poquito que vendimos por ahí, logramos sobrevivir, porque no se compara con las ventas que tenemos aquí en la plaza”, señaló.
“Estoy muy orgullosa con mi trabajo de hacer los trajes de luces y las monteras para niños, pues todo es artesanal, pero sobre todo porque con eso pongo mi granito de arena y contribuyo a mantener viva la tradición de la fiesta brava. La amamos y queremos que siga viva”, señaló.

“He vendido trajes para muchos niños que son hijos de aficionados, para también para toreros: uno fue para uno de los hijos del matador Ignacio Garibay, otro para Salvador Santoyo, que ya es becerrista, otro para Cristóbal Arenas “El Maletilla” y el más reciente para el hijo del rejoneador Andy Cartagena.

Literatura taurina, a pie de calle

Pepe Rodríguez fue un novillero con grandes cualidades que por cuestiones del destino no llegó a ser matador de toros. Se graduó como Licenciado en Derecho. Su pasión por la lectura y los libros, lo llevaron a empezar a venderlos en el máximo coso del país desde 1976.

“Un domingo llegué al sorteo con tres libros y los vendí; la siguiente semana con seis y los vendí; luego llevé llena la cajuela de mi coche, más adelante, empecé a venderlos a ras de piso y luego puse mi puesto. El negocio creció y tuve tardes de grandes ventas hasta que llegó un domingo en que vendí un millón de pesos, fue en mayo de 1982, cuando Manolo Martínez se despidió de La México”, contó Pepe.

Ahora, está lejos de llegar a esos números: “Ya no hay tanta afición por la lectura impresa, hay que volver a fomentarla, pero eso no impide que cada semana, venga a vender mis libros. A lo largo de esta pandemia, los ofrecí en mi Facebook y tuve ganancias pero para el lector, nunca será igual venir a elegirlos a la plaza que comprarlos en línea”, señaló.

Suman a la comodidad: Los Cojineros

La Plaza México es la más grande y cómoda del mundo, para que ello suceda, se suman las personas que rentan los cojines. Uno de ellos es don Refugio Soto, quien tiene 40 años desarrollando esta labor en los tendidos de coso; actividad que realizó su padre, don Ángel Soto González, a partir de que se inauguró este inmueble el 5 de febrero de 1946.

“Los primeros cojines eran de borra, luego de pedacería de hule espuma y ahora de una sola pieza de hule espuma. En aquél entonces se rentaban a 50 centavos, ahora a 25 pesos”, comentó don Refugio.

“Aquí te pasa de todo y viene de todo: artistas como María Félix, Silvia Pinal, María Luisa Pelufo, y me acuerdo que ¡Cuando vino Daniela Romo, me quería llevar a vivir a su casa, ja ja ja!, pero no quise irme con ella”, relató.

¡Cervezas y refrescos!

En una de las escaleras del tendido de sombra, don Edgardo Reyes, de 68 años de edad, vende cerveza, refresco y agua, desde 1973. Lo apoya su hijo Javier, desde que cumplió doce años. Se quedaron sin este ingreso cuando inició la pandemia.
“Para salir adelante, me puse a repartir agua purificada en las calles de Chimalhuacán, Estado de México, donde vivo, pero fue muy duro, por eso me alegra mucho que hayan abierto la Plaza México, los estadios del Atlante, de CU y el Azteca, para poder trabajar”.

Agregó: “En todos estos años de servirle a los aficionados al toro he atendido a gente tan importante como Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y que ahora está en la ONU, a Armando Manzanero, al Piporro, a Alfonso Sayas y Rafael Inclán. Agradezco a quienes con su propina reconocen nuestro esfuerzo al trabajarles”.

La alegría, desde Milpa Alta

Las alegrías, pepitorias, palanquetas, merengues y demás dulces originarios de nuestro país también se pueden adquirir en el coso metropolitano. La familia Hernández los trae desde Milpa Alta, cada domingo. Don Juan, su esposa y sus hermanos, entre los que se cuenta Toño, tienen 20 años de mantener a su familia con este trabajo honesto.
“Es puro artesanal, todos los dulces los hacemos la noche anterior a la corrida para que estén fresquecitos y suaves.

Estamos felices que se haya abierto la plaza, pues la noche de la Corridas de las Luces, vendimos un 70 % de lo que trajimos, ahora, en las novilladas un 40 %, pero sabemos que irá mejorando, porque la gente está muy gastada o apenas se va reponiendo, pues muchas personas perdieron el trabajo por el Covid-19, y en cuanto les vaya mejor a ellos, nos irá mejor a nosotros”, remató. Una opinión semejante externó don Rafael Yáñez Morales, vendedor de merengues desde hace 25 años.

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