RUBÉN BERISTÁN / ENVIADO

FOTO: OSVALDO FIGUEROA / ENVIADO

El ambiente en los estadios ya no lo ponen las barras. La nueva normalidad en el futbol mexicano se vive en familia y armonía, sin tanto ruido, pero con una pasión sana y sin violencia.

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Eso fue lo que se vivió ayer en la Bella Airosa, en un partido entre Pachuca y Cruz Azul que siempre reúne una gran cantidad de aficionados por la clásica rivalidad que se vive en un mismo estado desde hace muchos años.

El clima frío no fue factor para que en el estadio Hidalgo se observara una gran cantidad de asistentes en largas filas, la mayoría, jóvenes, padres de familia, niños mayores de cinco años (de menor edad no fueron permitidos) y personas adultas que fueron al recinto para disfrutar de un buen partido de futbol.

Todo se llevó a cabo en completo orden. Para ingresar sólo era necesario mostrar su boleto, también su certificado de vacunación contra el Covid-19, y después seguir el protocolo de sanidad que continúa vigente, a pesar de que la pandemia va de salida en nuestro país.

Los hechos violentos que se vivieron en La Corregidora poco a poco quedan en el olvido. Los aficionados sintieron seguridad en el inmueble de los Tuzos y por eso decidieron asistir sin ningún tipo de problema, mucho menos algún temor. Un seguidor de La Máquina incluso fue por primera vez con su hermana menor y su madre, viajaron desde la Ciudad de México para apoyar a su equipo favorito.

El dispositivo de seguridad que se implementó para este cotejo no tuvo mucho trabajo. En un costado del inmueble se pudieron ver cerca de ocho patrullas de la policía municipal. La Sangre Azul no apareció, los grupos de animación visitantes están prohibidos.

La Ultra Tuza ingresó un tanto desapercibida, no se hizo sentir con cánticos y gritos como era una costumbre, por el contrario, lo hicieron en silencio y con un grupo bastante disminuido. Sólo los que tienen credencial pudieron hacerlo.

El ambiente fue frío, pero más por la baja temperatura porque la pasión por ambos equipos encendió las gradas. Simplemente todo quedó en familia y en completa paz.

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