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17, febrero 2022 - 20:46

┃ José Ángel Rueda

Kamila Valieva no consiguió la medalla

JOSÉ ÁNGEL RUEDA

FOTO: Kirill KUDRYAVTSEV | AFP

La patinadora rusa Kamila Valieva salió físicamente a la pista de hielo del Capital Indoor Stadium, sin embargo, algo en su mente estaba lejos. La joven de 15 años buscaba en medio de la tormenta una medalla de oro que respondiera de frente a las acusaciones de dopaje, pero cuando tantas cosas se tienen en contra, no es fácil hacerlo bien.

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Tras cometer varios fallos y sufrir cuatro caídas, Valieva abandonó la pista en un llanto silencioso, el cual, sin embargo, era evidente en los movimientos de la patinadora, que se llevaba las manos a la cara y agradecía a los asistentes con algo de amargura, mientras aún sonaba el eco de las últimas notas del bolero de Ravel. Los 224.09 puntos que cosechó la colocaron en el cuarto lugar, lejos de un podio que previo a los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 no sólo parecía lógico, sino obligado.

El cierre de la participación de Valieva, la gran figura del patinaje artístico sobre hielo, funciona a modo de reflejo de una justa que comenzó bien, pero que se complicó con tintes históricos a medida de que los días avanzaban y el rumor de un dopaje detectado en diciembre pasado tomaba fuerza.

La presentación de Valieva, el pasado 7 de febrero, cautivó al mundo. Un salto cuádruple, hasta entonces inédito en la gélida superficie, ayudó a su equipo a colgarse la medalla de oro. Pero el vértigo que supuso su atrevimiento fue apenas el comienzo de un escándalo que no pararía ni parará en los próximos meses.

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Aun con el asombro de lo que representó una actuación para la historia, el Comité Olímpico Internacional (COI) fue informado un día después sobre el positivo de la patinadora rusa en un control realizado a finales de diciembre, durante el campeonato nacional ruso. Según el reporte, en su sangre se detectó trimetazidina, un medicamento contra la angina de pecho que está prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), debido a que mejora la función cardiaca en los deportistas.

El escándalo estaba en marcha, como si una avalancha se gestara en las nevadas montañas de Pekín. La premiación de la prueba por equipos tuvo que ser pospuesta. Para entonces el COI y la Agencia Antidopaje de Rusia (RUSADA), tan cuestionada en los últimos años por los casos de dopaje en el país y que incluso lo han llevado a competir bajo el nombre de Comité Olímpico Ruso, ordenaron de forma inmediata la suspensión de atleta, en busca de sentar un precedente, pero la decisión fue apelada el 9 de febrero ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

La respuesta del tribunal fue rápida. El panel de árbitros, conformado por el italiano Fabro Ludica, en calidad de presidente, el estadounidense Jeffrey Benz y la eslovena Vesna Rakocevic, rechazó los recursos y permitió a Kamila Valieva seguir compitiendo en lo que se llevan a cabo las investigaciones pertinentes. El TAS consideró que el tiempo era poco para imponer un castigo que habría significado un “daño irreparable” para la atleta. Entonces se tomó la determinación de dejarla participar en la prueba individual, con la condición de que de ser encontrada culpable, todas sus victorias a partir de diciembre quedarán sin validez, incluido el oro por equipos.

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El tema legal es complejo, a sus 15 años, la atleta aún se rige bajo las normas establecidas para los menores de edad, los castigos son menos severos ahí. Un punto importante que consideró el Tribunal es que la atleta rusa dio negativo en los controles realizados durante la justa, por lo que ahora la investigación deberá determinar si hubo dolo en el consumo de la trimetazidina. El equipo legal de la patinadora dio a conocer hace algunos días que Valieva había bebido de un vaso de agua contaminado con el medicamento que toma su abuelo para combatir problemas cardiacos, pero esto apenas es el comienzo.

Luego de que el TAS le permitiera seguir en la competencia pasó lo que pasó. Valieva quedó lejos de una medalla que habría alimentado la polémica, al no poder recibirla en el podio, y condicionada a los resultados que arrojen las investigaciones en marcha.

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